Paz y Bien

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viernes, 23 de marzo de 2012

CUARESMA DE SAN FRANCISCO

Cómo San Francisco pasó una Cuaresma en el lago de Perusa con la mitad de un panecillo.

Por cuanto el venerable siervo de Dios San Francisco, en algunas cosas fue otro Cristo, dado al mundo para salvación de las gentes, Dios Padre lo quiso hacer en muchos actos semejante y conforme a su Hijo Jesucristo, como se ve en el venerable colegio de los doce compañeros, en el hecho admirable de las sagradas llagas y en el ayuno continuado de la santa Cuaresma que hizo de este modo:
Estando una vez San Francisco, en día de carnaval, cerca del lago de Perusa, en casa de un devoto que lo había hospedado aquella noche, se sintío inspirado por Dios para ir a pasar la Cuaresma en una isla del lago, y rogó a su devoto, por amor de Cristo, que le pasase en su barquilla a una isla que no estuviese habitada, y que lo hiciese la noche del miércoles de ceniza, de modo que nadie los viese; y aquel hombre, por la grande devoción que le tenía, le cumplio cuidadosamente el deseo.
San Francisco no llevó mas que dos panecillos. Cuando llegaron a la isla y aquel amigo se marchaba para volver a su casa, San Francisco le rogó que no descubriese a nadie cómo el estaba alli y que no viniese a buscarlo hasta el jueves santo.
No habiendo habitación en que guarecerse, entró en una espesura de pinos y arbustos, que formaban como una pequeña cabaña o covacha, y se puso en oración entregandose a la contemplación de las cosas celestiales. Allí estuvo toda la cuaresma sin comer ni beber, si no es la mitada de uno de los panecillos, según observo aquel devoto suyo el jueves santo , cuando fue a buscarlo; pues de los dos panecillos encontró uno entero y la mitad del otro. La otra mitad se la comio el santo, por reverencia, para no igualarse a Cristo bendito, que pasó cuarenta días y cuarenta noches sin tomar alimento material; y así, con aquel medio pan, apartó de sí San Francisco el veneno de la vanagloria y, a ejemplo de Cristo, ayuno cuarenta días y cuarenta noches.
Después, en el lugar en que San Francisco había hecho tan maravillosa abstinencia, obró Dios muchos milagros por los méritos del Santo: por lo cual comenzron los hombres a fabricar casa y habitarlas, y en poco tiempo se formó en aquel sitio un pueblo bueno y grande: allí esta el convento de nuestros frailes, llamado de la Isla, y aún hoy los vecinos de aquel pueblo tienen grande reverencia y devoción al lugar en que San Francisco ayunó dicha Cuaresma.

EN ALABANZA DE CRISTO. Amén.

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