Tránsito de San Francisco de Asís. Asís, octubre 3 de 1226.
     Francisco, hijo de Pedro Bernardone y de doña Pica, nació en Asís en 1181 o      1182. Después de una juventud descuidada, a la edad de 24 años, en la      iglesita de San Damián, oyó la invitación de Cristo que lo llamaba a      seguirlo y a reparar su casa. Renunció entonces a todas las cosas terrenas      para adherirse solamente a Dios y desde entonces no tuvo otra preocupación      que “vivir según la norma del Santo Evangelio, en obediencia, pobreza y      castidad”, imitando en todo a Cristo pobre y humilde.
Unido      a algunos compañeros, dio comienzo a una nueva Orden religiosa en 1209, que      por humildad llamó “Orden de los Hermanos Menores”, y se estableció primero      en Rivotorto y luego en Santa María de los Angeles. Para sus Hermanos      escribió una Regla que fue después aprobada por el papa Honorio III en 1223.
     Francisco y sus hermanos fueron por todas partes a predicar el evangelio en      los países cristianos y en los de infieles con palabras simples, pero      eficaces y sobre todo con el ejemplo de su vida santa. Fundó también una      segunda Orden, llamada de las “Damas Pobres” o de las “Clarisas” y una      Tercera Orden para aquellos que viven en el mundo. Dos años antes de su      muerte, en el monte Alvernia recibió de Cristo el sumo privilegio de los      estigmas, que lo hizo conforme al Crucificado también en su cuerpo.
Murió      en Santa María de los Angeles, acostado sobre la desnuda tierra, la tarde      del 3 de octubre de 1226. La enfermedad, que se había manifestado algún      tiempo antes, iba agravándose. Fue llamado meser Bongiovanni, valiente      médico de Arezzo, a quien preguntó: “¿Qué te parece esta mi enfermedad?” El      médico, con expresión sibilina, le respondió: “Animo, vamos, hermano      bendito, curarás por la gracia del Señor!”. Pero San Francisco no se dejaba      ilusionar con mentiras piadosas: “Dime la verdad. No soy tan pusilánime como      para temer la muerte, que la deseo ardientemente!”. Entonces el médico le      dijo: “Padre Francisco, según la ciencia tu enfermedad es incurable y creo      que hacia fines de septiembre o hacia el 4 de octubre morirás!”. Entonces      Francisco exclamó: “Bienvenida, mi hermana muerte!”.
De      Asís, donde había obtenido la reconciliación del obispo con el podestá se      hizo llevar a Santa María de los Angeles. En mitad de camino se hizo colocar      de cara a Asís y bendijo a la ciudad, luego el cortejo continuó hasta la      Porciúncula, donde se hizo tender desnudo sobre la desnuda tierra y se hizo      cantar por los caballeros de la mesa redonda el cántico de las criaturas, al      cual añadió la alabanza de “nuestra hermana la muerte corporal”. El sábado 3      de octubre de 1226 las condiciones de salud empeoraron, y hacia el      atardecer, sintiéndose morir entonó el salmo que comienza: “A voz en grito      clamo al Señor”, y lo prosiguió cantando hasta el fin. A las palabras:      “Sácame de la prisión...”, la hermana muerte le apagó la voz.
MARCO NAVARRO
MARCO NAVARRO

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